CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO

EU: SUPERAN 10 MIL LAS PROTESTAS SOCIALES CONTRA LA GUERRA EN GAZA

Por Jim Cason y David Brooks

Washington y Nueva York., Estudiantes, maestros, agrupaciones

comunitarias, sindicatos y coaliciones de activistas musulmanes,

judíos y cristianos han organizado más de 10 mil acciones de protesta

en demanda de un cese el fuego y, en otros casos, también por frenar

la asistencia militar estadunidense (de 3.8 mil millones de dólares

anuales más otros 14 mil millones de dólares en fondos de emergencia)

a Israel y la desinversión en empresas que lucran o que tienen

negocios ligados a Israel y su guerra a lo largo de los últimos siete meses.

"Un elemento del movimiento... es la ampliación y permanencia de

acciones ya rutinarias -manifestaciones o vigilias mensuales,

semanales o aun diarias- que suman a cientos de eventos cada semana",

explica Jay Ulfelder, director de programas del Nonviolent Action Lab

en la Universidad Harvard, que contabiliza y evalúa las protestas. En

un comentario de su programa, señala que estas acciones repetitivas

típicamente captan poca atención de los medios, pero son un indicador

importante del significado y permanencia de un movimiento. Estas

acciones involucran a un número reducido de personas, pero, como te

dirán organizadores y participantes, pueden tener un impacto mayor

sobre la política local y regional que persiste por años.

El jueves y el viernes pasados, la policía de nuevo ingresó al MIT, en

Cambridge, y la Universidad de California en Irvine para arrestar aún

más estudiantes y desmontar plantones en preparación para las

ceremonias académicas de fin de año. Como siempre, las imágenes de

enfrentamientos con uso de fuerza que tanto se reportan en los medios

a veces ignoran el hecho de que, como reporta el Nonviolent Action

Lab, han sido abrumadoramente no violentas. De hecho, hemos visto más

violencia dirigida a la gente protestando a favor de la liberación

palestina o contra el genocidio que la que hemos visto de ellos,

comentó Ulfelder.

Las consecuencias de las decisiones de rectores y autoridades

académicas de reprimir a sus propios estudiantes e invitar a la

policía a ingresar a sus planteles ha nutrido la disidencia dentro de

sus instituciones que continúa manifestándose en las ceremonias de fin

de año. El autor Colson Whitehead, Premio Pulitzer, anunció que

canceló su discurso de graduación este domingo en la Universidad de

Massachusetts en Amherst en protesta por la decisión de la institución

de invitar a la policía a desmantelar los plantones. En la Universidad

de Columbia, en Nueva York, el gremio de profesores votó no confianza

de la rectora, en esencia pidiendo su renuncia por su manejo de las

protestas de los estudiantes y las acciones policiacas que solicitó.

En la Universidad de California del Sur (USC), se censuró al rector

por actuar contra manifestantes pacíficos. El gremio de los 48 mil

trabajadores académicos del sistema de la Universidad de California

aprobó autorizar una posible huelga en protesta contra la respuesta

violenta de las autoridades a los plantones estudiantiles.

La represión en algunas sedes llevó a nuevas acciones en el mismo

lugar o en otros campus. En la Universidad New School en Nueva York,

después de que la policía arrestó estudiantes y desmantelo un plantón,

los alumnos han ocupado otro edificio sobre la Quinta Avenida, ahora

acompañados de profesores.

Las acciones estudiantiles persisten en las ceremonias del fin del año

escolar y de graduación. Escenas de alumnos subiendo a escenarios para

recibir sus diplomas sacando un cartel contra la guerra, una bandera

palestina, una mascada palestina y más se han repetido en el país, a

veces ante abucheos, pero frecuentemente con ovaciones y gritos de

consignas por un cese el fuego.

Estas acciones, a pesar de represiones, siguen logrando algunos

cambios. Por lo menos tres instituciones -Evergreen, en Washington,

California State, en Sacramento, y Union Theological Seminary, en

Nueva York, han aceptado las demandas por la desinversión en empresas

ligadas al genocidio. La de Brown, la de California en Irvine y

Occidental College han negociado con los estudiantes para acordar un

calendario para evaluar si sus instituciones deben desinvertir sus

patrimonios y por lo menos otras seis universidades han aceptado las

exigencias de estudiantes de divulgar sus inversión es y seguir

negociando la posibilidad de desinvertir.

Las administraciones de las universidades Rutgers, en Nueva Jersey,

Northwestern, en Illinois, y Vassar, en Nueva York, han acordado

extender becas a estudiantes palestinos desplazados por la guerra.

Fuera de las escuelas

Ulfelder agrega que aunque mucho del enfoque sobre las protestas ha

sido sobre las acciones de los estudiantes, la mayoría de expresiones

no se han realizado en los campus. De los más de 8 mil 600 arrestos

que hemos registrado en protestas propalestinas a escala nacional

desde el 7 de octubre, dos tercios han ocurrido fuera de las sedes.

Las protestas están obligando a entidades oficiales locales a

pronunciarse contra la guerra. Los concilios municipales de Chicago y

Seattle fueron entre los primeros que emitieron llamados públicos por

un cese el fuego inmediato en Gaza. Se han sumado los concilios de

Boston, Cleveland, Sacramento y Fayetteville (Carolina del Norte).

Pero a escala nacional, el liderazgo de ambos partidos -con

excepciones notables como el senador Bernie Sanders- siguen criticando

y hasta condenando las acciones y protestas de los estudiantes y de

otros sectores disidentes de la política bipartidista de apoyo

incondicional a Israel, desde el presidente Biden a líderes

legislativos republicanos, a figuras como Hillary Clinton al ex

presidente republicano Trump. Muchos repiten la fórmula de igualar la

crítica al gobierno de Israel y el sionismo como expresiones

antisemitas. Con ello, deciden ignorar que la abrumadora mayoría de

las protestas en demanda de un alto a la guerra de Israel contra los

palestinos no sólo no han sido contra judíos sino muchas incluyen o

hasta son impulsadas por judíos, algo que enfurece a sionistas y que

desbarata la narrativa oficial sobre el antisemitismo.

Lo más que intenten silenciarnos, más fuertes serán nuestras voces,

afirma una manta colgada sobre un edificio del New School.